Desde Novi Sad: pensamiento, cultura y compromiso en la inauguración del ICA2025




De la ceremonia inaugural del 58º Congreso Internacional de Americanistas (ICA2025), celebrada en la ciudad de Novi Sad, Serbia, entre el 30 de junio y el 4 de julio de 2025, nos quedó grabada una frase sencilla, pero profundamente significativa, que resonó en uno de los discursos de apertura: “To think is to serve”, del pensador y político cubano José Martí.
Esa cita, lejos de ser solo una consigna inspiradora, me pareció el eje que articuló el sentido profundo del encuentro. En un mundo atravesado por crisis simultáneas, como la climática, migratoria, democrática y económica, pensar ya no puede ser una actividad solitaria, ni mucho menos neutral. Pensar, en este contexto, es comprometerse. Es asumir la responsabilidad de transformar nuestras ideas en acción. Pensar con propósito, con conciencia social, con apertura y con una ética del cuidado, es una forma concreta de servicio: hacia nuestras comunidades, hacia la humanidad y, también, hacia las generaciones futuras.
Durante la ceremonia, esta visión fue compartida por diversas voces: organizadores, autoridades universitarias, representantes diplomáticos y académicos/as de distintas regiones coincidieron en que el ICA2025 no debía ser solo un espacio de análisis académico, sino también un espacio político en el sentido más noble del término: el de contribuir a imaginar y construir un mundo más justo, más dialogante y más sostenible. Bajo el lema “Nuevos desafíos, nuevos espacios”, el Congreso nos invitó a expandir nuestros marcos de análisis, a pensar desde nuevas geografías y realidades, y a hacerlo colectivamente.
Pero la ceremonia inaugural fue más que un acto institucional. Fue también un viaje cultural. Las expresiones artísticas que se integraron al evento, entre ellas la música, la danza y los trajes típicos, cumplieron un rol central: el de recordarnos que el conocimiento no solo se produce desde los libros o las teorías, sino también desde el arte, la emoción y la identidad. Fue imposible no conmoverse con la presentación de baile tradicional serbio, que cerró la ceremonia entre aplausos, sonrisas y esa sensación de que, a pesar de nuestras diferencias lingüísticas o territoriales, compartimos un lenguaje común: el de la cultura y la humanidad.
En definitiva, la inauguración del ICA2025 fue un llamado a pensar para servir. Un recordatorio de que, como comunidad académica y ciudadana, tenemos la tarea de poner nuestras capacidades al servicio de un mundo en transformación. Pensar no como evasión, sino como acto de cuidado. Pensar no como privilegio, sino como deber. Pensar para construir puentes, para derribar fronteras mentales y para imaginar, con esperanza y sentido colectivo, los futuros posibles que aún están por escribirse.