Duelo de titanes a cuenta del Estado de Derecho en Europa

Recientemente asistí en Harvard a un debate entre el ex primer ministro polaco Mateusz Morawiecki y uno de sus principales opositores, Wojciech Sadurski. Los ponentes (y a la vez oponentes) hablaron libremente y el público se hizo una idea bastante cabal sobre de qué pie cojea cada uno, si es que no lo sabía ya. Fue un choque de titanes que mostró dos maneras de ver Europa diametralmente opuestas y, aparentemente, irreconciliables: la del tecnócrata que no cree en una unión basada en valores y la del humanista que no ve futuro a la UE si no es dentro del Estado de Derecho.

Como un sanatorio. Así definió Morawiecki la UE. Europa es un sanatorio que se está quedando aislado del mundo y del progreso. La UE es un ente retrasado que está perdiendo los trenes de todas las megatendencias que son, según él, el proteccionismo, la desglobalización y el cierre de fronteras. Para Morawiecki, Europa está ignorando estas megatendencias mientras se obceca con la trinidad imposible del pacto verde, la política de defensa y el Estado de bienestar, para los que no hay dinero.

Y llegó el turno de Sadurski, quien repasó los principales puntos de la multifacética ofensiva del anterior gobierno contra los elementos básicos del Estado de Derecho, como los ataques a la prensa y el acoso a ongs. Subrayó la lucha sin cuartel de Morawiecki contra la independencia judicial, con sucesivas reformas legales para someter los jueces al ejecutivo. Su denuncia pública llevó a Sadurski a ser demandando ante el Tribunal Supremo, títere del gobierno. Para Sadurski la UE no debe imitar el patrón de progreso y competitividad chino, ajeno a valores. La UE tiene un modo de vida propio. No puede seguir un modelo de crecimiento que ignore los derechos humanos, la democracia y la legalidad.

Las amenazas contra el Estado de Derecho cuestionan la base jurídica, política y económica de la UE. Schuman y Monnet no hubieran aceptado una unión económica de estados autoritarios. Todo populismo de derechas o izquierdas, incluso los que surgen del juego democrático, pone en peligro estos valores. La UE debe empeñarse más a fondo que otros porque su modelo de desarrollo no puede orillar el Estado de Derecho. Una UE sin Estado de Derecho es un oxímoron. La UE, como Dorian Gray, perdería su alma si sacrifica los valores en favor de una competitividad sin reglas éticas. Perdería su seña de identidad, la democracia.

Susana Sanz Caballero
Cátedra Jean Monnet UCH CEU, investigadora postdoctoral Fulbright
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Peter Perish
co-founder of company

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